Pero para ir a esta ruta tuvimos que subir bastante. Salimos desde la Plaza La India, El Paraíso, donde nos encontramos tempranito todo el grupo. Íbamos a repetir los cuatro del fin anterior, pero gratamente se nos unieron: Juan Valdez (el del café, Juancho) y José Daniel Santana (Duende) con su amigo Freddy, éramos 7 en total.
Arrancamos con algo de retraso, y a pocas cuadras conectamos con la autopista. Se sabía que había que apretar el paso en esta parte, pero lo que yo no sabía es que iban a ir como si los persiguiera el diablo. Esa gente aceleró y yo no pude seguir ese paso, "con buena actitud" (cara de chivo comiendo tamarindo) Ro se queda a mi paso y cuando hicimos el retorno para llegar a la bomba, los demás nos esperaron. Nos paramos en la bomba poco tiempo y arrancamos juntos hacia la ya conocida carretera "nueva" MAMERA-EL JUNQUITO (o como yo le llamo el ALPE D´HUEZ caraqueño).
Arrancamos juntos pero como siempre cada quien agarra su ritmo en esta subida y a mi casi me llevan por delante. Gracias a mi poderoso Ángel de la guarda, queda rodando y contando pa´rato. En una de la primeras curvas, una camionetica por puesto, al parecer con una urgencia, porque venía a toda velocidad, trató de pasar a un carro por la derecha, donde me encontraba yo, pegó un frenazo, a lo que solo me dio tiempo de arrugar la cara, y luego pasó al carro por la izquierda, encontrándose a otro carro de frente, por lo que tuvo que atravesar los divisores de los canales para entrar nuevamente en el canal de subida. Así que estuvo a punto de ocasionar varios accidente en un mismo instante, menos mal no pasó de un susto.
Seguimos todos, y yo tranquila, pero Ro entró en crisis, y creo que todavía lo está. La verdad no sé si este equivocada pero yo no voy a dejar de VIVIR, por evitar morir, algún día llegará, y más vale pedalear bastante antes de que llegue. En esta salida, indiscutiblemente fui la más lenta, me esperaban y se turnaban para no dejarme sola. Me toca la responsabilidad de mejorar mi condición para aumentar la velocidad del grupo y seguir saliendo con ellos.
Por fin se acabó esa larga y dura subida, en la que disfrutamos un sol intenso y un cielo azulito sin nubes. Duende, Freddy y Juancho que ya tenían tiempo arriba vieron a un papá con sus tres hijos entrenando en sus bicis, súper chevere. Nos paramos por tortas y bebidas en un kiosco que nos mostró el guía (Luis C.) y nos adentramos por la ruta prometida.
Chinchorros de cemento rayado, marcaron el inicio. Pronto pinchó Rómulo, reparamos y seguimos. Luego la tierra y con ella lindos paisajes, picas y flores locas. Nos adentramos a la selvita, cruzamos un riachuelo y hubo que cargar la bici un pequeño tramo. A Ro y a mi nos recordó muchísimo a las rutas de El Reto Al Quetzal, cuando llegamos a unos campos de golf, tuvimos que dejar la ruta a la mitad por falta de tiempo, pero Luis C dice que faltaba la mejora parte. Aunque "siempre hay que dejar algo por conocer" así que será para la próxima.
Feliz vida y a rodar,
L.A.
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