martes, 19 de agosto de 2014

RODANDO ENTRE ÁRBOLES DE ASPEN Y PINOS

Llegamos sin la certeza de que rodaríamos, sujetos a que la tarjeta CADIVI pasara para que la rodada comenzara. Fascinados del lugar, todavía dudando si sería una alucinación o era en el mundo real, llegamos a las montañas por sugerencias de varios amigos. Rentamos un par de rígidas que serían suficientes para la travesía del día. Al menos nos ahorramos la subida en “Góndola” como le llaman a un teleférico que te sube con tu bicicleta o con tus ski, según sea la temporada. Muchas rutas y un mapa, al final nos decidimos por “LION´SHEAD”, la cual resultó muy amena. Durante la ruta vimos varios caminantes pero la verdad es que no vimos a ningún otro ciclista subiendo, todos iban bajando. Habían varios cruces de downhilleros en donde había que sabiamente mirar bien arriba antes de atravesarlos, el clima estuvo fresco y soleado durante toda la subida. Recuerdo que al ver el mapa me había dado la impresión de que sería un poco más corto de lo que fue, como todo estaba expresado en millas, mentalmente no tenía mucha referencia.









Cortesía de Ro

Cortesía de Ro






Le dimos y si que me afectó la altura (arriba llegas a un poco mas de 3000 m.s.n), parábamos por fotos, Ro llevaba el mapa, encontramos gente caminando con perros y ciclistas bajando de todas las edades, también sorprendía para bien ver igual proporción de mujeres que de hombres descendiendo la cumbre en sus diferentes tipos de bicicletas. Al llegar arriba, se multiplicó nuestra sorpresa de cuando llegamos abajo. Era un parque, para nosotros Disney, me hubiera encantado poder montarme en el parque de cuerdas y en la pared de escalada, y en los caballitos, pero solo habían niños esta vez. Así que nos tomamos entre los dos la cerveza más cara pero más buena de nuestra vida, contemplando todo.









La bajada, comenzó con una ventolera que me batía la bici, bajamos por “BIG MAMBA” una ruta variada con muchos singletrack rodeados de pinos y árboles de aspen, con codos pronunciados, algunas raíces y muchas ardillas asustadizas. Así que llegamos abajo felices, yo como siempre pegaba gritos de emoción, y lo más bonito fue ver a todo el montón de gente abajo acostados en la grama con sus bicicletas a un lado, realmente un paraíso. Muy agradecida de esta oportunidad y gracias por su puesto a Ro, mi compañero, a Erik y Carla que nos recomendaron este paseo del pasado 9 de agosto del 2014.



Cortesía de Ro



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