domingo, 27 de septiembre de 2020

THE WHOLE ENCHILADA (W.E.), Rodada de Aniversario

En el lejano oeste existe esta ruta clásica de descenso del ciclismo de montaña llamada "The Whole Enchilada" y la llaman así porque tiene de todo, todos los tipo de terrenos.  Esta localizada en Moab, Utah. Comienza a 3392 m.s.n.m. y termina a 1227 m.s.n.m. empezando con un clima y vegetación de alta montaña, con praderas y pinos y terminando en pleno desierto, después de recorrer alrededor de 56 km. Hacía rato que quería venir para Moab a hacer esta ruta. 

Subimos en un "por-puesto" (shuttle) desde Moab por 1 hora, que tienes que alquilar semanas antes porque sino te quedas sin chance. Especialmente comenzando el otoño, que es cuando más bonito se pone, más fresco y a la vez sin nieve todavía. Gracias a Nahysa que nos ayudó a alquilarlo y a hacerlo posible, pues no solo nos guió, alimentó, consintió y hasta nos cuidó a Cadel en el campamento mientras íbamos, también hizo la misma ruta al día siguiente y hasta más eficiente.

 

El ambiente del por-puesto era agradable, gente de todas partes viene a recorrer esta ruta que esta entre las mejores del mundo para hacer "downhill" en bicicleta montañera. Por su puesto este año era gente con tapabocas, más locales y de los estados cercanos. Nosotros fuimos a celebrar nuestro noveno aniversario así que les iré contando de cada etapa de la Whole Enchilada (W.E.) y de “we” (nosotros) también.

ASCENSO AL BURRO PASS: Comienzas arriba como los reciencasados, viendo todo bonito, frescos con un clima sabroso, lleno de pinos, caminitos de tierra y bajadita. Pero casualmente comenzamos un poco perdidos también. Porque esa gente se bajó del shuttle y se lanzaron todos como si fuera una carrera, Ro y yo fuimos cada uno al baño antes de lanzarnos (recomendación: mujeres vayan primero, porque si van de último los hombres sienten que nos esperan una eternidad, sin importar lo que ellos hayan tardado). Bueno entonces, cuando estábamos listos para arrancar, ya no sabíamos por dónde era, habían como 4 caminos y no era obvio. Arrancamos por uno que no nos convencía, y se nos habían pegado dos señores vestidos de Robocob de tantos protectores que tenían que se notaban que la estaban haciendo por primera vez como yo. Seguimos un rato para arriba aunque no vimos muchas huellas de bicicleta pero yo elegí un buen navegante de compañero, que inmediatamente se activó y buscó el mapa en el teléfono y empezó a buscar por dónde es que era la famosa guarandinga. No era ese camino, así que hicimos lo que se hace cuando estas perdido, volver al último punto dónde viste a tu gente o en este caso, gente. Y ahí estaba el camino esperándonos. Ro se devolvió a avisarle a los señores y nosotros le dimos pa´bajo.



Como les mencioné antes, aquel camino empieza suevecito y bajadita, de luna de miel pero luego comienzan las subidas empinadas donde vas pedaleando bastante y otro rato empujando a la bici  y logramos llegar al tope, el Burro Pass, con una vegetación de pradera. Particularmente para mi el Burro Pass simboliza resolviendo vivienda, trabajo, gastos, etc. Afortunadamente, hemos contado con mucho apoyo en nuestra etapa del Burro Pass de la familia y amigos. Pero también como a miles de venezolanos nos tocó emigrar y comenzar otra vez, que es como si cuando llegarás al tope del Burro Pass te mandaran pa’trás y a volver a empezar. Seguimos arreando nuestro burro, pero al menos ya está encaminado. 

 

En el Burro Pass comienza la bajada, a desbloquear ¡y plomo!. Empiezas pasando puras raíces y coditos con tierra muy suelta. A mi normalmente se me dan los coditos (cruces 180 grados) muy bien, pero esta tierra estaba tan suelta que hasta en el los rectos iba deslizando y coleando cada vez que frenaba, el camino era largo y estábamos comenzando. Así que desenganchaba y pasaba. Ro si pasaba coleando y con barranco abajo, ya saben como es.

Luego raíces y más raíces, piedra escalón, puentecito, y un riíto, en donde nos paramos a recargar agua.  (este es el único lugar donde se puede agarrar). Ro que había venido 5 años atrás me dice: -ya pasamos la parte fácil. Y yo: -¡AY! NO ME DIGAS. Luego empezó una de mis partes favoritas de toda la ruta, donde vas rodando entre "aspens" un tipo de árbol muy común acá con ojos en sus troncos y colores en sus hojas, especialmente en esta época. Un amarillo encendido tipo araguaney que en este caso contrastaba con el verde de los que aún no cambiaban de color y con el marrón desértico de fondo. 





HAZARD COUNTY. Paramos a comernos unos sándwich y vimos varios chamos parados comiendo también. Después del sándwich venía una subida más o menos. Ro se engulló ese pan, y me veía con ojos de presión, yo que ya lo conozco le digo dos mordisco más y le damos. -OK (y se ríe porque sabe que ya le leo la mente). 

Empezamos a subir y yo con el “PB&J” en el güergüero. Arriba, íbamos en "flow", disfrutando, riendo y pedaleando, habían paradas llena de grupos, yo iba adelante en esa parte y Ro me gritaba: - como en el monopolio, como en monopolio (sin pasar por GO ni cobrar 200), y seguimos pa’bajo. En esta parte ya se habían acabado los árboles altos y sus sombras. 

Si fuera por mi, me paro a tomar foto a cada mariposa, vista y árbol que veo y si fuera por Ro llega abajo sin ver para los lados y sin tomar foto. Con los años ya estamos encontrado ese punto medio, pero Pujito y Postína han tenido más de un encontronazo en 9 años.

Así en flow llegamos a KOKOPELLI en donde entras a una parte de carretera angosta, con vista al planeta Marte, o lo que parece, un desierto de piedras rojas y formas locas. Ahí nos pasaron un montón de carritos "buggies" saludandonos y levantando el polvero a su paso. 


Luego viene UPS (UPPER PURCUPINE SINGLETRACK) esta zona yo diría que es como cuando tienes chamos. El pedrero y la parte técnica con la vista más hermosa pero el precipicio cerca, todo un reto para las relaciones. La parte que hace que valga la pena el esfuerzo de la rodada aún más, donde le ves el queso a la tostada. Donde tienes que ir concentrado tomando buenas decisiones. Ahí Ro después de tener rato bajando y subiendo técnico me dice: - ahora es que empieza lo más rudo, y yo y que: -¡AY! NO ME DIGAS, ¿estás seguro que no la pasamos ya?. Esta parte tiene uno que otro arbolito, pero ya todo es mas seco y cambia todo.

Durante toda la ruta yo voy, convenciéndome en mi mente de que todo esta bien, que estamos a salvo y haciendo de esas afirmaciones que te centran en donde estas, porque es muy fácil para mi, especialmente después de ser mamá, dejarme llevar por los miedos o por "el que pasa sí", pero eso no ayuda en esos momentos en el que tienes que estar 100% presente y conectado con lo que estas haciendo, para tomar buenas decisiones. Y a la larga tampoco ayuda dejar de hacer lo que te apasiona por miedo. Se busca la manera más responsable de hacerlo que se pueda e ir buscando el equilibrio y en esa búsqueda se pasa toda la vida. 





Cuando comenzamos LPS (LOWER PURCUPINE SINGLETRACK), empezamos a entrar en la parte mas desértica y donde es solo “piedra, patada y Kong Fu” pedrero loco, un barranco sin sentido, escalón, piedra, escalón, piedra y no queda más que buscar: la ruta más limpia, que es el camino más fácil, que no necesariamente es la misma para cada uno. Es más, yo más de una vez me fui detrás de Ro para seguirle la línea y casi me iba de jeta, me acordé de Jorge Inciarte que le decía “por qué hacerlo fácil cuando lo puedes hacer difícil” la ruta limpia para Ro no era la mía pero cuando encontraba la mía fluía buenísimo y como en el matrimonio no puedes pretender que el otro vaya por tu ruta ni tu por la del otro. Y en ese error caemos todos.



Ro sube como una cabra, que definitivamente no es mocha, y yo cada vez que yo lograba subir algo pelu`o decía: "el que anda con cabra, al año cabrea". Y así llegas a la parte de abajo en donde  ya se ve cerquita el río Colorado. La última parte, PURCUPINE RIM y en el SINGLE TRACK, tienes calor, sed, hambre, estas obstinado. Ro además tiene que esperarme, y yo además voy chorreadísima porque en esa parte vas en un filito con el barranco al lado, que si te equivocas no lo cuentas, desengancho y camino un buen trecho. Y ahí es cuando el amor no basta, es cuando tienes que respirar y pensar en que cada quién está haciendo lo mejor que puede, y es cuando no te soportas a ti mismo, menos al otro. Algo así como una cuarentena, que nos puso a prueba a toditos.








Pero la alegría vuelve otra vez cuando vez la calle, y la ilusión vuelve al cuerpo, cómo que lo logramos lisos pensé (sin pinchazos, sin caídas) y contentos. Como en el alpinismo, no haces cumbre hasta que no llegas, en este caso al carro. Faltaba pedalear en asfalto como 5 km. más, esos me pegaron muchísimo porque mentalmente había llegado, pero le chupe rueda a Ro y se hizo más llevadero. Íbamos en un carril diseñado para ciclistas y peatones que bordea al río Colorado, que resultó que era verde en Moab. Y llegamos con calor y mucha sed al noveno aniversario y también al carro, así que brindamos con una birra y nos fuimos al campamento a ver rápido a nuestro frijolito mágico (Cadel). Después de una ruta no muy fácil pero enrriquecedora,  aprendiendo a rodar más juntos cada vez y avanzando a nuestro ritmo, que no es el de Pujito, ni el de Postina sino uno intermedio, en el que tomamos fotos y comemos pero al mismo tiempo llegamos con buen tiempo abajo, (ese día fueron casi 5 horas en movimiento). Esperando rodar muchas más rutas juntos y que el flow nos siga acompañando.

FELIZ VIDA Y A RODAR,

L.A.

Si la están pensando hacer, acuérdense de llevar mucha agua y comida (como para todo el día), tripas por su puesto, primeros auxilio y equipos de repuesto para la bici, claro. Acuérdense también de reservar el shuttle y planificar pasar todo el día haciéndola (así la hagan en 3:30 horas como la hizo Ro su vez pasada) por si las moscas.


Ahora disfruten de este video que cuenta mejor que yo, la ruta... 



lunes, 7 de septiembre de 2020

Revelaciones del cerro

    Esta aventura comenzó subiendo un cerro, pero no precisamente este que acabamos de subir. Esta historia comenzó subiendo el cerro El Ávila, yo tenía como 7 años y subía en carro con mi familia a visitar a la hermana de mi abuela, la única e inigualable Silvia Jurado casada con el ilustre Dr. Gabriel Briceño. Este doctor tuvo tremenda trayectoria y también escribió y publicó decenas de libros. Y a quién tuve el honor de conocer ese día y este señor viejito con ojos tan sabios que me parecían de papá Dios, preguntó lo que muchos adultos le preguntarían a una niña curiosa; que prestaba atención a todo lo que nos iba mostrando en lo que recuerdo como una casa enorme del adulto en cuestión: 

- y tú que quieres ser cuando seas grande?

A lo que respondí con sonrisa en mi cara y ilusión en mi corazón:

- ESCRITORA como tú.
 

    Por su puesto conmovido ese señor con alegría y guarapo aguado me contestó: 

- pues entonces te voy a dar un consejo: 

Lee todo lo que puedas, desde un anunció, un cuento, una revista, un libro pero lee todos los días.





    Este cuento empezó subiendo un cerro y 30 años más tarde, por supuesto en este 2020 que vino a sacudirnos a todos, subiendo otro cerro se desveló y no por arte de magia,  sino por sucesión de actos, decisiones y consecuencias en un cerro que si es mágico, frente a una laguna majestuosa bajo un cielo que: primero para empezar, nos regaló la estrella fugaz más lenta que he visto, que luego se llenó de constelaciones y vía láctea hasta llenar cada rincón de estrellas  y que más tarde apareció la luna esplendorosa que iluminó mi mente para responder o recordarme a mis 37 años cuál era mi vocación... que resultó que no fue "kickingball", ni piano, que aunque hice teatro apasionado y excursiones al llano, que aunque canté en el coro con una voz no entonada pero muy emocionada, que aunque hice voluntariado a los bomberos realmente bien entregado, misiones al Delta Amacuro, baile la danza Kuduro, probé ingeniería de materiales mención polímeros y pelé más bola que el fugitivo. Soy Biologa de la Simón orgullosa de mi profesión y es que aunque me encanta lo que hago aún así no "jallaba" cuál es que era mi vocación. Y rodando y contando me dieron un buen empujón y las aventuras y la bici que alimentan mi alma libre y rebelde, y el yoga el espíritu y la naturaleza TODO pero aún no "jallaba" cuál es que era mi vocación y aunque este es un boceto que no esta nada editado les escribo dentro de una carpa con el pecho bien apretado para decirles que le agradezco al cerro y a todos en el camino que me trajeron hasta este momento. Donde por fin puedo decir algo que estaba muy adentro sin que me nada por dentro. Puedo decir qué quiero ser cuando sea grande que bueno que le encontré antes de que fuera muy tarde. 


    Y todavía yo no sé si escribiré para sacarle una sonrisa a mis hermanos y tíos, o para que mi mamá se tomé el café con algo entretenido, o para acompañar a Arturo al baño, o para prevenir que Cora lea las noticias, o tal vez solo lo haga para leerme yo misma en el futuro y viajar al tiempo con los cuentos.  Lo importante es que encontré eso que por fin se hace porque te gusta y que lo haría aunque no me pagaran y que lo haría aunque no me leyeran pero si ya leíste hasta aquí me has dado esperanza de la buena. 


    Soy escritora de vocación y eso no significa que tienen que leerme eso solo significa que voy a empezar a escribir.


L. A.