lunes, 23 de diciembre de 2013

Rodada perruna a La Barrica

Lo que más recuerdo de la rodada de hoy, lo que más llamo mi atención fueron los perros del camino. Salimos de San Antonio de Los Altos: Juan Valdez, Beto, Pirata, Ro y yo, paramos en San Pedro y subiendo La Culebra nos llega Pepito de sorpresa, una de las grata. Tiempo sin rodar con él y por casualidad coincidimos, y se nos unió el resto del camino.

Primero nos topamos de frente con dos perros bajando a toda velocidad, el primero nos esquivó pero el segundo se estrelló contra la bici de Beto. Un poco más arriba otro perro distinto, le empezó a gruñir al mismo personaje. 

Luego vino El Barniz donde Ro me esperó para ir juntos y luego yo peleaba con el porque para no ensuciar su bici de barro zigzagueaba entorpeciendo mi camino, de ahí seguimos hasta la Barrica donde nos encontramos con el protagonista de hoy. 

Nos encontramos con un perro demás de simpático que además tiene debilidad por los ciclistas. Varios grupos ya lo conocen y a nosotros no es la primera vez que se nos pega en una ruta, es más sale en las fotos de la primera salida que cuenta este blog. Estuvo con nosotros en La Barrica y no se quiso despedir, se vino en nuestro regreso, y en la caseta lo esperaron más de 5 perros (en patota) que lo "cayapearon", nosotros con las bicis tratamos de servirle de escudo pero  fue inútil. Lo mordieron duro, seguimos y el perro con nosotros, vino pura bajada pero el podía seguir nuestro paso. Era fino voltear y sentirlo uno más del grupo. 

Durante la bajada todos los perro le ladraban a nuestro pana, salían de la nada a gruñirle. Unos feos, otros raros, otros grandes, unos de quinta y otros de taller. Tenemos la teoría que a lo mejor era una pana en vez de un pana y que a lo mejor andaba en celo. Pero la actitud de todos era más de ataque que de cortejo. 

En Pozo de Rosas, por iniciativa de Ro le compramos dos empanadas, aquí había otro perro peculiar pero este era arrogante y antipático y tenía su celular al cuello. 

Seguimos bajando y cuando empezamos  a bajar por la ruta de Los Cumbitos (que nos las enseño Pepito) lo perdimos de vista, esperemos verlo en otra ocasión pero a Ro y a mi no nos faltó gana de adoptarlo. Luego camino a Los Teques no pude evitar fijarme en los perros que iba viendo y recuerdo ver uno en una poltrona que estaban vendiendo, bien sentadote. 

Nos separamos de Pepito y seguimos para arriba de vuelta a San Antonio, en La Panamericana ya yo venía cansada, y por fin en San Antonio, nos paramos en la Naranjita por jugo y nos encontramos a Carola (mi cuñada que está retomando la bici) y a Alvaro. Ahí nos despedimos del resto y nos quedamos hablando un rato con Carola hasta que se tuvo que ir para alimentar precisamente a su cachorro. 

Para terminar con las peculiaridades caninas, al llegar al carro se nos acerca un chamo que le faltaban 5 bolos para el estacionamiento a pedirnos ayuda y que era endurista, y tenía 2 perros callejero en su carro. Resulta que el acostumbra a recoger perros de la calle, cuenta que tiene como 10 en casa. Y así se acaba esta rodada perruna. 

¡Feliz vida y a rodar! 

L.A. 




Perro arrogante (foto cortesía de Juan Valdez)
El panita de hoy

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