sábado, 9 de febrero de 2013

POR UN GOLFEADO




Cuando yo era joven e iba con mi familia a la Colonia Tovar, recuerdo que eso implicaba UN VIAJE. Y ya cuando pasabas por El Junquito, ya casi casi llegabas, empezaban los golfeados, la neblina, el frío, los caballos y los ponis. Hoy me impresionó poder salir de mi casa en bici a dar una vuelta, llegar al Junquito y estar al mediodía de nuevo en casa. Con este mismo grupo que salí hoy, hice una hazaña similar en diciembre pero para Charallave, pero es que no es cualquier grupito, todos los que fueron tienen o mucha capacidad o mucha experiencia o ambas. Habían ciclistas de ruta profesional que corren en Europa, triatletas profesionales, corredores elites de MTB y ciclistas aficionados como nosotros. Es un privilegio compartir rueda con semejantes duros.


Salimos de Caracas MultiSport, en La Florida, a las 7:15 entre una cosa y otra, encontramos al resto del grupo cerca de la estación Ciudad Universitaria, llegamos a ser más de quince, y entrompamos por la Av. Jose Antonio Páez para llegar a Antímano, nos paramos en una bomba de gasolina a recargar energía e hidratación y contamos con la suerte de que nos acompañaran dos motos de la Guardia Nacional (ya les digo, no es cualquier grupito) y pronto comenzamos a subir por la carretera nueva Mamera-El Junquito, la cual está finísima. La carretera es ancha, de cemento rayado, con aproximadamente 13 km desde la base de la subida hasta El Junquito, tiene dos canales de subida y de bajada y una vista bien bonita.





La escolta



Apenas comenzó esta carretera (Mamera-El Junquito), el pelotón se deshizo. Se formaron minis pelotoncitos y cada quien agarró su ritmo, los primeros volaron. Yo las primeras curvas traté de no separarme de Katherine y de otra triatleta que iba también, pero no era mi ritmo y no iba tardar en fundirme, así que solo me concentré en mi paso y me sentí muy bien. Cuando llegué arriba todavía tenía fuerza. Eso sí, subí sola todo el camino, todavía tengo un nivel que no es "ni muy muy ni tan tan", así que suelo quedarme en el medio, siempre preguntándome si estoy en el camino correcto.

Pero esta vez, estaba nuestra escolta, esperando en los cruces para guiarnos y hasta parar el tráfico (¡QUÉ NIVEL!). En lo que se acaba esta carretera, conecta con la carretera El Junquito tradicional, y empecé a darle con más fuerza pues ya había llegado al "falso plano", seguí y seguí y no veía a nadie del grupo hasta que mis dos entrenadores, que también estaban en el grupo, me esperaban en donde está el puesto de guarda parques (Parque Nacional Macanao).

Rómulo: mi entrenador de mente, de técnica, quien mi inspira a nuevos retos y también de motivación. Fuco: mi entrenador físico, quien me arma el plan de entrenamiento, plan de fortalecimiento, conoce mis debilidades y fortalezas, y me ayuda a desarrollarlas. Ambos creen en mí y a ambos los admiro mucho y con eso ya me tienen más que comprometida con este asuntico del ciclismo, que comenzó como un hobby, pero cada vez se pone más intenso.

Fuco y Rómulo



Nos regresamos a los golfeados, donde nos sentamos a disfrutar del mejor golfia´o que me he comido en la vida, y de unos cafecitos, mientras el primer pelotón, llegaba más lejos y daba la vuelta. Cuando nos reunimos todos de nuevo, venía lo bueno... la bajada... pero vino Katherine y me soltó el primer ¨CUIDADO CON LA BAJADA¨, a lo que respondí: OK, luego vino Rómulo con el segundo ¨CUIDADO CON LA BAJADA", a lo que respondí: OK. Cuando vino el tercero.... yaaaa me fregaron la bajada... preferí bajar tranquilita, ver los paisajes y tomar fotos ... antes de escuchar un ¨TE LO DIJE¨, además no estamos para arriesgar a 3 semanas antes de la carrera.


Carretera Mamera-El Junquito

Fuco

El grupito




En el regreso, se nos perdieron los escoltas, así que tendríamos que devolvernos por donde vinimos en vez de ahorrarnos kilómetros por la autopista, pero cuando llegamos abajo, cerca del desvío... ¡APARECIERON! ... así que cual "PRO" nos vinimos en pelotón por el hombrillo de la plena autopista. El pelotón iba duro pero a un ritmo que podía seguir, yo me fui adelante "chupando rueda"(detrás de otra bici que me cortaba el viento) y apretando para no alterar las dos columnas en perfecta formación. El pelotón empezó a acelerar el paso y yo a apretar más y más, cuando vi el cartel de Plaza Venezuela, la verdad, di gracias a Dios. Ahí se dispersó el grupo, algunos siguieron a Caracas MultiSport y nosotros a casa.

Llegamos antes del mediodía, después de haberme comido ese golfeado, con 70 km recorridos, y feliz de esa "vueltica" en bicicleta de ruta. Ya le tocaba una entrada a una ruta de ruta, conchale.


Justo después de comerme mi merecido golfeado




¡Feliz vida y a rodar!
L.A.



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