viernes, 22 de noviembre de 2013

El Volcán nocturno

En las últimas dos semanas he salido con un grupo de ciclistas llamados MTB CITY, salen todos los martes y jueves de la plaza de Los Palos Grandes. Yo buscando opciones para entrenar entre semana en Caracas, ya que cada vez es más riesgoso salir sola como solía hacerlo, llegué al grupo gracias a Ro que le preguntó al Duende (Dudu, José Santana) y sin Dudu he rodado ya en tres ocaciones con ellos.

Todavía conozco sólo a algunos, pero todos son muy agradable y desde el primer día me han dado la bienvenida. En MTB CITY son muy organizados, se dividen en subgrupos en las salidas, el grupo A de los más experimentados y el grupo B de los menos, sin embargo ambos son exigentes en su estilo y es una buena opción para entrenar, sentirse seguro y pasarla bien. 

La ruta planificada de este jueves 21 de noviembre del grupo A, era al Volcán de Oripoto, lo cual me parecía todo una hazaña por el hecho de ser de noche (me acordé de mi mamá y mi abuela Maita que indiscutiblemente pegarían el grito al cielo de saberlo, y Maita me advertiría además del abominable SERENO, por eso mientras, mejor no les comento). Así que emocionada preparé toda la indumentaria la noche anterior. 

Al llegar al sitio, casi que no hay salida del grupo A, éramos pocos los entusiastas de ir al Volcán al principio pero contagiamos al resto y llegamos a ser suficientes como para arrancar. Desde Los Palos Grandes, El Rosal, Las Mercedes, Cafetal, Plaza Las Americas, Universidad Nueva Esparta, La Boyera y pa'rriba hasta El Volcán. 

En el Boulevard de Cafetal, como era de noche y ya habían poco carros, recuerdo que iba apreciando los olores. Los jueves es día de mercado y sin dejar rastros visibles puedes ir percibiendo el pescado, luego el puesto de queso, de legumbres y ya el final del boulevar el olor a flores de la floristería grande frente a la BP. Así llegamos a Plaza Las Americas y comenzó lo bueno. 

No me sé los nombres de los que fueron pero estaba el amigo de Dudu estrenando bicicleta de ruta y al igual que yo entrompamos la subida de Los Naranjos en ruta, el iba volado, atrás iba otro que es defensa civil bien duro, también fueron unos chamitos simpaticos patinadores uno imprudente y el otro tranquilito, Alex y el Sr. Marco (el mexicano) iban conmigo y pendiente de mi, y Enrique y Rubén, el callado. Nueve en total. 

Hacíamos paradas prudentes de reagrupe, y en todas llegaba Enrique preguntando: ¿cuánto llevan aquí?, ¡chaaaamo! qué le pusieron a esas bicis. Sin duda Enrique es el más cómico del grupo. Llegamos hasta las antenas, y en esa calle celebramos, nos tomamos una foto y bajamos en grupo ya pasando las 9pm. Haciendo reagrupes convenientes, en donde en bajada esta vez era yo la última, bajamos a buen ritmo, yo congelada de frío a pesar de mi cortaviento. Nos dividimos en el Rosal, llegue al carro y luego a casa muy contenta y con ganas de volver el próximo martes a rodar con ellos. 

Feliz vida y a rodar

L.A. 

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