domingo, 4 de agosto de 2013

TRES REGRESOS DE PANTALETA

Camino a Los Caracas (6:30am 03/08/13)
Cuando pensé en repetir la ruta del fin anterior, no sabía que iba a ser tan rápido. Ayer volvimos a Los Caracas con las bicicletas de ruta, esta vez rodamos con Alejandro Pecchio. Nos encontramos allá con él, íbamos a ser más pero algunos arrugaron a última hora. Salimos de Caracas poco más tarde de las 5:30am (ya nos estamos acercando), y repetimos las arepas de Naiguatá. Empezamos a rodar a las 7:00 am, estaba nublado, lo cuál creímos favorable por el calor que puede llegar a pegar en esa zona.

Arrancamos los tres, a un ritmo tranquilo y conversando, pero ya llegando Anare pinché la rueda delantera por una piedra que tropecé. Cuando ruedas con tu pareja muy seguido, un pinchazo puede ser tema de discusión marital. Seguimos conversando y disfrutando el paisaje hasta llegar a Playa Pantaleta. Debo aclarar que en la entrada anterior, el retorno también era este y no Naiguatá como escribí.


El primer regreso de Pantaleta, era como el cuento que nos iba echar ppdopico.com de la publicación anterior, un viento durísimo. Sí de ida íbamos a 40 km/h cómodos y hablando, de regreso íbamos dándole durísimo para rozar los 30km/h, por eso diseñamos la estrategia de 3 minutos cada uno en la punta, y así logramos mantener un ritmo bueno. Cada uno llevaba el tiempo con su reloj, pero el reloj de Ro siempre anda atorado, me empezaba a avisar segundos antes que ya me tocaba, pero si me pongo a pararle a su atore constante, me vuelvo loca, así que simplemente entraba. Como el camino tiene algunas curvas hacia dentro, en lo que se acababa la pared que te protegía un poco el viento, sentías el frenazo de las corrientes, impresionante. Pasó rápido el primer regreso, pero llegamos recalentados a La Punta, tomamos algo, echamos aceite que le faltaba a mi cadena y hacia Pantaleta otra vez (hasta aquí 30km con la ida y vuelta).


El segundo regreso de Pantaleta, no tuvo nada que ver con el primero, tratamos de seguir la estrategia del primero, pero las condiciones fueron totalmente distintas. Ya no había tanto viento, en cambio había un chaparrón de agua con puyitas que se te clavaban en la piel. Llevar los lentes para mi fue una tortura, no veía nada con ellos ni sin ellos, la sal te comienza a picar en los ojos, y no sé por qué, como sí ya no hubiera bastante agua, el cuerpo se defendió moqueando. En este regreso ir de primero era una ventaja, porque si ibas a la rueda del otro, ibas tragando el agua que desprendía la misma, y entre el moco y la sal, no sabía nada bien. Así que aunque medio parapeteamos la línea, con el aguacero no fue tan ventajosa. En un momento, nos pasó Roy  (uno de los tantos ciclistas de la tienda Bikepro que estaban ayer en la zona) y nos fuimos con su empuje un buen rato. Ya llegando había escampado, pero quedaban muchos charcos. Tomamos unos cocos fríos que nos brindó Pecchio y para atrás de nuevo (60 km llevábamos).

Con Ale Pecchio




 El tercer regreso, lo hicimos Ro y yo solos, Pecchio se quedó por Pantaleta donde lo esperaba su familia para un día playero y nosotros volvimos más relajados hacia playa La Punta finalmente. Este regreso fue de un solazo intenso, bastante calor y viento (aunque no tanto como en el primero) y ya nosotros estábamos algo tocados. Inclusive le dije a Ro para pararmos en la mitad, por más coco frío (gasolina celestial para el último empujón). Casi siempre iba Ro adelante, algunos raticos lo pasaba pero a los pocos kilómetros se colocaba cortándome el viento otra vez. Ya llegando, estaba todo el pavimento increíblemente seco, yo venía pensando en que por fin iba a emparejar mi bronceado ciclístico, cuando de repente, ¡palo de agua!, sabroso para terminar los 90 km del día de ayer.


Gasolina para el regreso



Yo tomando coco frío y Ro con su reloj atorado







Chaparrón para cerrar los 90Km, en La Punta











Ayer sí habían olas por lo que obviamente estaba el chupacabrasurfista.com, surfeando y captando excelentes imágenes con su súper cámara submarina, fue muy grato verlo y compartir con él un rato. La mejor recompensa de la rodada fue un chapuzón de agua helada en ese mar rochelero.



Frewuill nuestro padrino de boda (pueden leer su versión del mismo día en  chupacabrasurfista.com )




Feliz vida, y a bailar bajo la lluvia,

L.A.





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