martes, 1 de abril de 2014

Egú y su esencia.

Papá siempre fue un romántico, un detallista, especialmente con mamá, a mamá siempre le hacía regalos pero de esos que se entregan con el corazón, gestos que no tienen mucho valor material pero que enriquecen el alma más que cualquier diamante.

En el jardín sembró un rosal, e innumerables veces cortaba las flores y la sorprendía con una sonrisa y los ojos aguados, interrumpiendo a mamá en lo que sea que estuviera haciendo. Desde que papá se transformó, el rosal ha dado grupos de flores especialmente hermosas, ahora es mamá quien las corta con lágrimas en los ojos y le da gracias al cielo por haber compartido la vida con él.












Este mes ha estado cargado de muchas emociones, todo ha sido al estilo Egú, el velorio largo, lleno de gente y bochinchero. En el novenario no faltó el chocolate que tanto le gustaba. Mucha gente ha llegado con cuentos de mi papá o ha llamado a contarnos de cuando mi papá le brindó ayuda, gente que me ha recordado que siempre ha sido un hombre muy querido y respetado.


Este mes hemos rodado, pero para cumplir su deseo y poner sus cenizas en dos lugares especiales. La primera parte fue en el mar, y específicamente en  Playa Grande, pues allá fue donde conoció a mamá. El flow o la buena energía estuvo presente en todo momento, nos encontramos todos en un restaurante, mamá, sus hijos, nuera, yernos, hermanos de papá, hermanas de mamá, algunos sobrinos, cuñados y sobretodo sus nietos. Casualmente estaban algunos personajes de esa época donde se conocieron en la mesa de al lado. Nos distribuimos en dos lanchitas, la primera planificada, la segunda imprevista pero que ayudó a que todos pudiéramos ir cerca de la orilla pero mar adentro a dejar sus cenizas. Rezamos, y los nietos colocaron pétalos mientras las cenizas fueron parte del mar, y de regreso a tierra firme las dos lanchas entonaban canciones que le gustaban a papá. En la orilla, el cielo nos regaló un atardecer lleno de bendiciones en donde soltamos algunas lámparas voladoras que hicieron el momento aún más especial después de algunas palabras de despedida.












La segunda parte de las cenizas fueron al Orinoco, a unas tierras donde papá, su generación, las anteriores generaciones, la de ahora y por lo visto las siguientes, hemos tenido una especial conexión. Hemos estado ligados, no solo históricamente sino también emocionalmente, como escuché en este viaje al tío Gustavo (primo hermano de mi papá): "es que pareciera que Los Aurrecoechea´s nacieran con el cordón umbilical pegado al llano”.  Esta vez, por razones de logística y de tiempo solo fuimos con el tío Gustavo, y la familia directa de papá (mamá, hijos con sus familias). El día sábado en el atardecer, rendimos homenaje y celebramos la vida de papá, quien con su ejemplo y sus palabras nos enseñó tanto, y nos llenó de momentos maravillosos y felices. A quien siempre recordaré con una sonrisa y echando pa´lante, quien será parte de mi y al que estaré eternamente agradecida. Soy y somos muy afortunados los que compartimos con él, y para mi es un orgullo ser la hija de Egú, me tocó el mejor papá que yo podría tener.



Estuvimos llenos de “casualidades” bonitas, el atardecer fue mágico, pájaros que aparecían en el momento preciso, etc. todas fueron bendiciones, unas tras otras.  Mi hermano tuvo una idea bonita de unas velas flotantes, que luego entre Ro, los nietos y yo armamos el día anterior. Luis y la Gordy dijeron unas palabras que nos pusieron a todos moco tendido. Rosanna le agregó su toque a la cajita flotadora, el tío Gustavo pareció el indicado para acompañarnos y todo fue realmente bonito.













Muchas gracias a todos los que nos han acompañado y apoyado en este mes, bien sea con presencia, con palabras de aliento, con gestos o con lágrimas.



Fue inevitable encontrar gestos tuyos en los nietos o en mis hermanos y estos me alentaron demasiado, me hacían darme cuenta que tu esencia continuará. Sin embargo, todavía no me acostumbro a la idea de no poder correr a abrazarte o no poder llamar a contarte o a consultarte algo, supongo que buscaré tus palabras dentro de mi. 








Los nietos en el ORINOCO




Ivett y Egú (los abuelos) en el mismo lugar años atrás (ORINOCO). 









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